Adolescencia: encajando cada pieza del puzzle

En el tránsito de la niñez a la adultez, la tarea fundamental que debe cumplir una persona en la adolescencia es la construcción de su identidad, tal como señaláramos en un artículo anterior  existen ciertas piezas que cada joven debe ir ajustando para realizar esta tarea de la mejor forma posible.

 

¿Pero cuáles son?

 

Como si se tratara de un verdadero puzzle cada piezas debe ir encajando, unas antes y otras después, con mayor o menor dificultad,  para finalmente dar paso a lo que llamamos “identidad”. Este proceso es el que se lleva a cabo durante el período de la adolescencia.

Alguna de estas piezas son:

  • La sexualidad, claridad de género.
  • Los cambios físicos e imagen corporal realista.
  • Actitudes y conductas consistentes.
  • La conciencia moral, donde están los valores y la capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo.
  • La autoestima, esa genuina imagen de uno mismo.
  • Intereses y motivaciones.
  • Vida familiar, social y escolar.

 

Todo este proceso de construcción desarrollado en forma continua y consistente va determinando finalmente la particularidad de un individuo y como será su arribo a la madurez.

 

¿Por qué esto es tan importante?

 

Un desarrollo “normal”, es decir lograr armar el puzzle de manera adecuada durante la adolescencia, permite formar una identidad integrada que es flexible y adaptable y que hace posible establecer amistades gratificantes y satisfactorias, tener metas claras, interactuar con sus padres y maestros de manera adecuada, establecer relaciones de pareja y mantener una autoestima positiva.

 

 

Los padres frente al desafío.

 

 

El acompañamiento en este proceso de la adolescencia es fundamental para un buen desarrollo. Acompañar no significa vivir la vida de un hijo o tomar sus decisiones.

Estar presente implica involucrarse, mantener la comunicación, fijar límites adecuadamente, poder contenerlos, escucharlos y expresar afecto y reconocimiento entre otras cosas.

 

Que el adolescente sienta que hay dedicación y apoyo aún cuando no sea solicitado.

 

Muchas veces los padres están ausentes y, a diferencia de lo que se suele creer, no es por exceso de trabajo o falta de interés, sino desde la desesperanza o la impotencia, tal como lo señala el Director del Instituto Médico Schilkrut, Psicólogo Andrés Borzutzky en un artículo sobre este tema en la revista Ya de El Mercurio.

 

Sienten que han probado todo y nada les resulta. Tienen una mezcla de pena y rabia y también desconfianza en su capacidad de enfrentar la situación.

 

Lo importante en situaciones como esta, es lograr manejar las propias frustraciones que puede producir el tener que enfrentar las crisis de un hijo en la adolescencia.

 

Cuando hay conflictos y la relación se vuelve muy tensa, a veces es mejor dar un paso al lado y esperar a que todo se calme para volver a una conversación más fructífera. Eso si, nunca se debe desaparecer.

 

Volverse ausente o no querer enfrentar una situación con un hijo por no saber cómo abordarla, no es una opción que ayude a la relación ni que apoye al proceso de crecimiento de éste .

 

Para muchos padres es complejo determinar si la crisis que está viviendo un hijo es parte de un proceso normal de la adolescencia o se está frente a una situación en la cual se requiere ayuda profesional.

 

Lo adecuado en estos casos es realizar una consulta con un profesional que pueda orientar a los padres respecto de la situación que vive su hijo. Una consulta a tiempo siempre es positiva.

 

Conoce más sobre esto en: schilkrut.cl

Comentarios

Agregar un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *