Adolescentes y Alcohol: ¡Mientras más tarde, mejor!

El consumo de drogas es un camino que comienza como un juego, pero después se hace hábito.

 

En el sistema nervioso central, y específicamente en el circuito llamado del placer o la recompensa, las drogas, debido a sus propiedades farmacológicas, producen un fenómeno de neuroadaptación que se manifiesta como una conducta de dependencia.

 

La toxicidad de las drogas desemboca en daños físicos y cerebrales hasta que al final de ese trayecto la persona pierde la razón.

 

¿De qué depende que algunos consuman hasta enfermarse, mientras que otros se pueden detener a tiempo?

 

Los estudios científicos demuestran que en su origen participan, por un lado, la predisposición genética y, por otro, factores de riesgo, algunos de orden personal y otros en relación con la dinámica familiar y al ambiente en que se desarrolla la persona.

 

En este momento, en todos los ambientes donde se mueven adolescentes, niños y adultos, la oferta de droga y alcohol es muy amplia y barata. Asimismo, crece la cantidad de jóvenes que están dispuestos a probar.

 

Ciertamente el aumento de la oferta también influye.

 

Por ejemplo, en un mismo colegio, si entre los estudiantes de un primero medio no hay nadie que use sustancias adictivas, será muy difícil que alguien consuma. En cambio, si al curso paralelo llegaron tres alumnos de otros colegios que fuman marihuana, es muy alta la posibilidad de que algunos de sus compañeros empiecen a consumir.

 

Prevención:

Básicamente, la prevención debiera apuntar a retardar el uso del alcohol.

Es muy distinto empezar a beber alcohol a los 13 años que a los 18. Es otra circunstancia, es otro sistema nervioso.

Esa costumbre de dar a probar un poco de vino a un niño “para que aprenda” es una aberración.

Mientras más tarde, mejor.

 

Por de pronto, el sistema nervioso central de un menor es totalmente distinto al de un adulto. Su corteza prefrontal termina de desarrollarse recién a los 18 años y esta zona es esencial para el control de la impulsividad y de las emociones.

 

No hay que andar demasiado un viernes o sábado por la noche para comprobar que pasarle alcohol a un niño es entregarle un elemento que él no tiene ninguna capacidad de manejar, biológica ni psicológicamente.

 

Se ha demostrado que las personas que empiezan a beber antes de los 15 años de edad tienen cuatro veces más posibilidades de desarrollar dependencia del alcohol en comparación con los que se inician en el consumo a los 20 años o después.

 

Conoce más en:

Libro Droga y Alcohol Enfermedad de los Sentimientos

 

Fuente:

Droga y Alcohol – Enfermedad de los Sentimientos
Autor: Raúl Schilkrut; Maite Armendáriz
Año: 2004 – El Mercurio Aguilar

Comentarios

Agregar un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *