¿Quiénes caen en la adicción?: el problema de la vulnerabilidad

Una pregunta central en el problema de la adicción es ¿por qué cuando un grupo de personas prueba sustancias adictivas, un porcentaje de ellas continúa su consumo para finalmente desarrollar la enfermedad?.

 

Las ciencias del comportamiento han llegado a definir con claridad el perfil de las personas que después de probar drogas o alcohol tienen mayor riesgo de no poder detener el consumo y llegar a la adicción y ser dependientes químicos de una sustancia.

 

“Cuando se prueba alcohol o drogas, algunos, experimentan un efecto extraordinariamente placentero. Sienten euforia, sensación física y psicológica de intensidad comparable a la que proporciona una relación sexual”.

 

Tal y como lo señala el Dr. Raúl Schilkrut en su libro Drogas y Alcohol. Enfermedad de los Sentimientos.

Hay adolescentes que sufren angustia, miedos, timidez, y al probar el alcohol o una droga encuentran un alivio de su estado:

“Recuerdo que ese día hablé toda la noche, estaba suelto, hice chistes, me sentí el centro de la fiesta. Se me acabó esa sensación de inseguridad y rechazo que siempre sentía al entrar a un lugar”.

Al igual como le ocurrió a Pedro quién realiza este relato, con droga o alcohol se vuelven seres más bien seguros frente a los demás, inteligentes, llenos de energía.

 

Otras reacciones:

 

Otro subgrupo —puede ser un escolar, universitario o adulto— experimenta un efecto neutral o más bien desagradable al probar la sustancia. Le da sueño, dolor de cabeza, náuseas.

 

Estas personas probablemente no quedarán atrapadas en el consumo. Pero aquellos, como Pedro, que sienten euforia o calman síntomas como la timidez tenderán a repetir la experiencia hasta que vaya formando parte de la estructura de su vida; desarrollarán insensiblemente el hábito y la enfermedad.

 

Lo importante no es tanto si a la persona le agrada el sabor, el aroma o la sensación inmediata. Lo que pesa es el efecto farmacológico que le produce la sustancia.

 

Es frecuente que a un hijo de alcohólico le repugnen el olor y el sabor del alcohol; sin embargo, volverá a usarlo si le ha calmado sus angustias o inseguridades.

 

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