Impulsividad, ¿un característica del Adolescente?

Como hemos revisado en artículos anteriores de Schilkrut Identidad Adolescente, si bien existe un proceso de maduración tanto física como emocional en el período de la adolescencia, el sistema que controla las emociones y la impulsividad aún sigue en desarrollo hasta los 23 años aproximadamente, he ahí la razón de por qué muchas veces actúan tan impulsivamente.

 

Esa impulsividad que aún presentan y sus posibles consecuencias, alimentan la preocupación de los padres respecto de los riesgos que su hijo o hija en edad Adolescente pudiera correr en el proceso de llegar a ser adulto. Dentro de ellos el probar o no una determinada sustancia está dentro de las más recurrentes.

 

¿Por qué podría suceder esto?

 

Hay muchas razones por las que un Adolescente podría consumir una sustancia como la marihuana, el alcohol u otras más complejas como el LSD, Coca, Heroína.

 

Como veíamos, junto con la edad y el desarrollo propio de esta transición hacia la adultez, el adolescente puede manifestar un constante deseo de conseguir nuevas experiencias.

 

Esto puede ser un intento de lidiar con problemas que le están siendo difíciles de sobrellevar, con la ilusión de mejoras en el rendimiento académico o bien la simple presión del grupo con el que se relaciona.

 

Los adolescentes están “predispuestos biológicamente” para buscar nuevas experiencias y asumir riesgos, así como para forjar su propia identidad.

 

Probar drogas puede cumplir con todos estos impulsos de desarrollo normales, pero de una manera no saludable y que puede tener consecuencias muy graves a largo plazo.

 

Tal y como lo hemos revisado en otros artículos de Schilkrut Identidad Adolescentes, hay muchos factores que influyen en la determinación de un adolescente al momento de probar o no una determinada droga.

 

Desde la disponibilidad de sustancias en el vecindario, en su comunidad o colegio, si los amigos del adolescente las usan o no, son factores que inciden.

 

El entorno familiar también es importante: la violencia, el abuso físico o emocional, las enfermedades mentales o el consumo de drogas en el mismo hogar, aumentan la probabilidad de que un adolescente las consuma.

 

Finalmente, la vulnerabilidad genética heredada de un Adolescente; rasgos de personalidad como un pobre control de los impulsos o una gran necesidad de emoción; condiciones de salud mental como depresión, ansiedad o TDAH; y las creencias tales como que las drogas son “geniales” o inofensivas hacen que sea más probable que un adolescente se predisponga a consumirlas.

 

Adquiere entonces gran importancia para los padres estimular en sus hijos e hijas el desarrollo de Factores de Protección. Estos pueden ser gravitantes al momento en que ellos deban decidir entre aceptar o no probar una sustancia adictiva.

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